Desde tiempos inmemoriales el amor ha estado vinculado a las joyas, a las piedras y a su simbología. No solo por el interés económico que puedan tener (que en algunas ocasiones también han servido de termómetro del grado de enamoramiento), sino por su perdurabilidad y simbología. Una joya es para siempre rezaba un antiguo eslogan publicitario. Y lo cierto es que es así. Una joya puede pasar de generación en generación y convertirse en patrimonio de una familia, en depósito de la memoria de una historia, de un amor, de un suceso, un testigo de una vida. Y además, un hermoso testigo, capaz de hablar de otra época, de otros gustos, de otras modas. Capaz, también, de conservar mensajes y deseos, bien grabados, bien simplemente por los significados de sus componentes.
Los mensajes grabados son cosa de cada uno, pero las piedras, como la flores, también tienen su códigos, su lenguaje y sus propiedades. Las hay que incitan a amores apasionados y otras que buscan relaciones tranquilas y sosegadas.
El cuarzo rosa es una de las piedras que simboliza el amor, pero un amor tranquilo, sentimental y apacible. Favorece el buen entendimiento de las personas, la sinceridad, las buenas intenciones y la paz. El cuarzo roza representa el chakra del corazón.
Colgante de cuarzo rosa
Si lo que buscas es un amor apasionado, con un alto componente erótico, tu piedra es el rubí. Esta gema, de gran belleza, representa la pasión, el amor y el romanticismo. Los antiguos hindúes creían que el rubí poseía un fuego en su interior que era capaz de garantizar larga vida, mientras que en el Medioevo se creía que tenía poderes para la adivinación y que su color se oscurecía si se avecinaba una desgracia. Lo cierto es que nadie queda indiferente a su belleza y magnetismo.
A veces, en tiempos difíciles, lo que se precisa es la comprensión de la pareja, la compenetración y la complicidad, en ese caso el aguamarina es la piedra adecuada. Este berilio que evoca el color del mar ofrece sosiego, tolerancia, capacidad de escucha, paciencia, comprensión y empatía.
La piedra de luna está llena de energía receptiva y equilibra las energías masculina-femenina. Se cree que abre la mente y libera los impulsos repentinos e irracionales, mientras que emocionalmente alivia las tensiones internas y proporciona sosiego. Conviene llevarla encima, como un colgante, un anillo o una pulsera. Pero sobre el corazón abre las puertas a nuevos amores.
